La mejor presentación de Marcel Schwob (foto, adelescente), el personaje central de esta entrada de la Calle 52, la hará Jorge Luis Borges; en el volumen Biblioteca personal, Borges anota media carilla que, para los lectores ávidos y los oyentes avisados, es reveladora; esto dice de Schwob y sus Vidas imaginarias que hoy pueblan nuestro ámbito nocturno:
Cómo aquel español que por la virtud de unos libros llegó a ser Don Quijote, Schwob, antes de ejercer y enriquecer la literatura, fue un maravilloso lector. Le tocó en suerte Francia, el más literario de los países. De estirpe de rabinos, heredó una tradición oriental que agregó a las occidentales. Siempre fue suyo el ámbito de las profundas bibliotecas. Estudió el griego y tradujo a Luciano de Samosata. Como tantos franceses, profesó el amor de la literatura de Inglaterra. Tradujo a Stevenson y a Meredith, obra delicada y difícil, admiró imparcialmente a Whitman y a Poe. Le interesó el argot medieval, que había manejado Francois Villon.
Sus vida imaginarias datan de 1896. Para su escritura inventó un método curioso. Los protagonistas son reales; los hechos pueden ser fabulosos y no pocas veces fantásticos. El sabor peculiar de ese volumen está en ese vaivén.
Cómo aquel español que por la virtud de unos libros llegó a ser Don Quijote, Schwob, antes de ejercer y enriquecer la literatura, fue un maravilloso lector. Le tocó en suerte Francia, el más literario de los países. De estirpe de rabinos, heredó una tradición oriental que agregó a las occidentales. Siempre fue suyo el ámbito de las profundas bibliotecas. Estudió el griego y tradujo a Luciano de Samosata. Como tantos franceses, profesó el amor de la literatura de Inglaterra. Tradujo a Stevenson y a Meredith, obra delicada y difícil, admiró imparcialmente a Whitman y a Poe. Le interesó el argot medieval, que había manejado Francois Villon.
Sus vida imaginarias datan de 1896. Para su escritura inventó un método curioso. Los protagonistas son reales; los hechos pueden ser fabulosos y no pocas veces fantásticos. El sabor peculiar de ese volumen está en ese vaivén.
Qusimos utilizar los recursos de la radio para relatar algunas de las vidas imaginarias revaledas por Schwob, aquí pueden descargar los cuatro bloques del programa:
En todas partes del mundo hay devotos de Marcel Schwob que constituyen pequeñas sociedades secretas. No buscó la fama. Hacia 1935 escribí un libro candoroso que se llamaba Historia universal de la infamia. Una de sus muchas fuentes, no señalada aún por la crítica, fue este libro de Schwob. Las fechas de 1867 y de 1905 abarcan su vida.
Marcel Schwob, amigos de Calle 52, murió antes de cumplir los 38 años dejando una obra delicada, llena de erudición y sueños, como el jazz.
Marcel Schwob, amigos de Calle 52, murió antes de cumplir los 38 años dejando una obra delicada, llena de erudición y sueños, como el jazz.
Espero que les guste el programa de hoy. No oliven dejar comentarios o mandar mails a miguelgarciaurbani@gmail.com
1 comentario:
Me ha parecido fascinante este programa. Schwob era un personaje fabuloso y de su obra no cabe duda la influencia en Borges (fabulación, erudición...).
¿Podríais enviarme por email esos libros de Schwob? Os estaré eternamente agradecidos.
Un saludo desde Andalucía.
Félix
moguer arroba gmail.com
Publicar un comentario